Técnicas para pedir disculpas en el mundo de la empresa
Hay que saber pedir disculpas ya que esto condicionará las relaciones futuras con tus compañeros o clientes. Te mostramos varias técnicas para que sepas cómo hacerlo y resulte efectivo.
Es mucho más rentable y productivo asumir la responsabilidad de los actos y reconocerlo ante quien haga falta que escurrir el bulto, ya que puede tener consecuencias futuras.
Pedir disculpas empieza con un paso previo, el de la autocrítica, la reflexión previa sobre lo que estamos haciendo y sobre lo que ha motivado el error o el desatino. Y esa aceptación de la equivocación es el instrumento necesario para seguir avanzando. Estos son los pasos para que la disculpa sea aceptada, efectiva y rentable y los errores a evitar.
Cuida el tiempo
Cuando se trata de un conflicto interpersonal, la disculpa debe pedirse cuanto antes para evitar que mine la relación o el clima laboral; y para minimizar el efecto pernicioso, cuando se trata de un error que hemos cometido. Eso sí, en el primer caso es necesario esperar a que los ánimos se hayan calmado, porque cuando se producen situaciones de gran crispación emocional, ni nosotros somos capaces de elaborar argumentos racionales ni el ofendido está preparado para escucharlos.
Siempre en primera persona
La disculpa debe venir desde el yo, nunca desde el tú: “Siento que te hayas podido sentir mal por mi culpa”, “me he equivocado en este planteamiento”, “he cometido un error”. De esta manera eliminamos cualquier atisbo de ataque que pueda sentir el otro si intentamos justificar nuestra propia actitud en función de la reacción del interlocutor.
Que sea específica
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Evita las generalizaciones. Eso de “lo siento si te he ofendido” o “lamento si alguien se ha sentido molesto por mi culpa”, sin especificar los motivos, no sirve de nada porque no transmite ese ejercicio de reflexión del que hablábamos antes ni la empatía para detectar por qué el otro siente molesto. Ha de construirse en términos similares a los siguientes: “Quería hablar contigo para pedirte disculpas por lo que dije el otro día en la reunión. No estuvo bien que pusiese en duda tus afirmaciones/que perdiese los papeles/ que me fuese sin dejarte hablar”. “Siento haberte dado tarde los datos y soy consciente del trastorno que te he causado”.
Y personalizada
Si te has equivocado con alguien, debes disculparte ante ese alguien y no ante terceras personas para que hagan de correveidiles. La frase “me he equivocado, tú tenías razón” tiene una capacidad enorme para liberar tensiones, “son palabras mágicas que incitan al otro a aceptar las disculpas y a reconocer automáticamente su parte de error”, aclara Muro.
Sin excusas externas
Nada de echar balones fuera. Quien ha cometido el error soy yo y eso es lo que debo transmitir. No deberíamos cargar la responsabilidad en factores externos: son normas de la compañía, tengo excesivo trabajo, estoy desbordado”. Es mejor asumir la totalidad de la responsabilidad: “Es imperdonable que se me pasase este dato importante”, «Me he equivocado con la estrategia a aplicar. Pensé que era la acertada, pero no sopesé las variables”.
Explica qué ha ocurrido
Si bien es cierto que no debemos buscar excusas ni justificarnos por lo que hemos hecho o por lo que ha pasado, sí es bueno explicar al otro qué hay detrás de nuestro error, de nuestro exabrupto, de nuestra dejadez… Esta explicación además contribuye a reforzar la impresión de que el error, el fallo, la equivocación, el conflicto ha sido algo puntual y ha estado originado por algún motivo concreto.
“Siento muchísimo mi reacción de antes. Realmente no existe justificación alguna, ahora bien déjame explicarte que estoy pasando un mal momento porque…”, “Últimamente estoy especialmente tenso por…”, “Estaba convencido de que había incluido todos los datos, pero se me pasó este porque no lo había archivado correctamente”.
En público o en privado
Sobre este aspecto, lo cierto es que los expertos no se ponen de acuerdo. El sentir general es que si la discusión o el conflicto que genera las disculpas ha tenido testigos o se ha realizado en público, las disculpas también lo deben ser.
Por ejemplo, aprovecha una reunión para hacerlo: “Antes de arrancar con la reunión, quisiera disculparme con todos vosotros (o con menganito) por mi actitud del otro día/por el informe que os entregué/ por la discusión de la anterior reunión/ por no haber estado a la altura de las circunstancias…” Pero si el hecho ha sido privado, la disculpa también debe ser privada. Eso sí, mejor en persona que por sms o por teléfono, aunque depende de la confianza con la otra persona. Si vamos a tardar en volver a verla, es mejor recurrir a una de estas dos vías antes que dejar pasar mucho tiempo.
Y corrige/compensa
No olvides que la disculpa se cierra con una promesa de cambio de actitud, una solución al problema que has creado o una compensación por el daño ocasionado: “No volverá a ocurrir”. “He perdido el informe que necesitabas, pero ya lo estoy reelaborando de nuevo”. “Siento que hayas tenido que quedarte más tiempo por mi culpa, ¿de qué manera puedo compensarte?”.
Errores a evitar
Disculparse por disculparse. Si no lo sientes, se nota. Espera a hacer esa reflexión previa, intenta ver el problema desde el punto de vista del otro y, si aún así, eres incapaz de entender tu culpa , déjalo estar porque el efecto es peor.
Justificarse. No hay nada peor que buscar excusas a nuestro error o salida de tono. Una cosa es explicarse y otra muy distinta justificarse. Evita frases del tipo de “perdona por lo que te dije, pero es que tengo mucho trabajo, estoy sometido a mucha presión…”. Coletillas como “pero”, “es que” o similares transmiten la sensación de que no se asume la responsabilidad.
Lanzar contra el otro. Es la falsa disculpa. No podemos buscar excusas a nuestra actitud en el comportamiento del otro o de otros. Nada de “Además tú…”. “Tú en mi lugar habrías hecho lo mismo”. “Tú empezaste primero”. “Si me hubieses entregado el informe más claro”.
Eternizarnos en la disculpa. Debe haber una asunción de responsabilidades, una verbalización de la disculpa y un plan de acción. Pero no esperes que el otro reaccione de forma inmediata.
Pedir perdón continuamente por lo mismo. Para que la disculpa sea efectiva, tiene que ir acompañada de una promesa de cambio para evitar el problema que ha provocado la disculpa. Si repetimos error, reflejamos que no somos sinceros.
Fuente: Emprendedores.es