Las nuevas obligaciones sostenibles que todo edificio debe cumplir desde ya
El nuevo Código Técnico de la Edificación aprobado en septiembre de 2020 obliga a que todos los edificios de nueva construcción y las rehabilitaciones profundas sean de consumo energético casi nulo.
El 24 de septiembre de 2020 (con 6 meses de retraso por el estado de alarma), entró en vigor el nuevo Código Técnico de la Edificación (CTE) aprobado por el Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana (Mitma) que afecta a todo edificio de nueva construcción que solicite licencia. El CTE es tan amplio y afecta a tantos aspectos de la construcción que se divide en distintos Documentos Básicos (DB); de algunos se habla de forma frecuente, como los relativos a los incendios o la seguridad.
Pero hay uno que hasta ahora no tenía tanto peso y en el que, sin embargo, en el CTE de 2020 se pone especial interés. Se trata del Documento Básico de Ahorro de Energía (DB-HE), que actualiza las exigencias para que los edificios nuevos y existentes reduzcan su consumo energético e incorporen energías renovables para reducir las emisiones de CO2. Se aplicará tanto en la nueva edificación como en las rehabilitaciones.
Mientras, el 1 de enero de 2021, entró en vigor una directiva para toda la Unión Europea, en la que se lleva trabajando en Bruselas desde 2012, que obliga a que todas las nuevas construcciones residenciales sean de consumo de energía casi nulo. El nuevo CTE español es, así, una respuesta a esta medida europea ya que, aunque es de obligado cumplimiento para todos sus miembros, deja que cada país la desarrolle aplicando sus particularidades constructivas.
Prueba del cambio tan grande que estas nuevas normativas suponen es que, hace diez años, la sonstenibilidad se concebía como un ‘extra’ difícil de traducir a la realidad constructiva que se dejaba como aspecto secundario. Sin embargo, el concepto de sostenibilidad se aborda ahora directamente en el ámbito del CEO de cualquier empresa promotora. Igual que nadie se plantearía hoy no cumplir la normativa contra incendios, nadie concebirá en unos años no empezar un proyecto poniendo el foco en la sostenible, porque este aspecto se incluye con letras de oro en el ESG (siglas en inglés que se refieren al gobierno ambiental, social y corporativo), uno de los grandes ejes actuales de estrategia corporativa.
El fin del diseño por el diseño
El CTE establece que, en obra nueva, la energía primaria no renovable será como máximo el 50% del consumo total del edificio. La cantidad exacta que cada edificio podrá requerir estará determinada según la zona climática de España en la que se encuentren, del uso que se vaya a hacer y, en el caso de edificios ya existentes, del alcance de la rehabilitación. En cualquier caso, el consumo energético tendrá que venir en gran medida de energía procedente de fuentes renovables generadas in situ o en las proximidades de los edificios.
La gran diferencia con lo que se permitía antes con el anterior CTE es que no vale cualquier diseño. Lo explica con un ejemplo muy gráfico Gala Fombella, del departamento de Sostenibilidad y Rehabilitación de la empresa de ingeniería Deerns: «Ahora, se establecen unos mínimos de calidad energética de los cerramientos y el diseño arquitectónico. Por ejemplo, en un edificio terciario, como unas oficinas, quiere decir que se pone fin al edificio ‘caja de cristal’. Ya no se va a poder hacer un diseño que resulte atractivo pero que al final sea como un invernadero, un contenedor ineficiente energéticamente, que luego había que compensar con unas súper instalaciones de aire acondicionado. Ahora hay que cumplir unos requisitos desde el proyecto del edificio para que, a través de sus propios materiales y planteamiento, no gane mucho calor».
Paula Martínez, del mismo departamento de Deerns, añade que esto supone volver a construir teniendo en cuenta la ubicación del edificio, dónde se encuentra, el clima… y no haciendo un diseño que prime por encima de todo y al que luego haya que ‘salvar’ por medio de maquinaria e instalaciones aunque estos consuman una cantidad de energía enorme. Ahora, con el nuevo CTE, la energía primaria (la energía final que hace falta para que un edificio funcione) que se puede utilizar está limitada.
Iñigo Ortiz, arquitecto socio y fundador de Ortiz León, uno de los estudios españoles con mayor proyección internacional y con oficinas en Madrid, Miami y Shanghai, habla del concepto trias energética, entendido éste como la reducción de la demanda energética, la gestión de esa demanda con la máxima eficiencia y la utilización de fuentes renovables o poco contaminantes para gestionarla. En realidad, el arquitecto lleva hablando de esto 20 años; su estudio fue pionero con un edificio como el de Sanitas que obtuvo en el año la certificación energética A en el año 2001, todo un hito entonces. Ortiz tenía claro lo que ahora ha implementado el nuevo CTE: que la verdadera sostenibilidad debe programarse en la fase de proyecto, ya que la efectividad de las decisiones se consigue aquí y no en la fase de construcción, cuando es más difícil y costoso.
¿Tiene esto algo que ver con certificados como el LEED, BREEAM o Pasivhouse?
Quizá haya visto una placa en la entrada de algunos edificios con un sello LEED, BREEAM, Well o Passivhaus… En caso contrario, no parará de verlo en los próximos años, porque, si bien empezaron a tenerse más en cuenta durante los últimos cinco años, la pandemia por Covid-19 ha acelerado el interés por unos edificios sanos que además ‘ahorren’.
Estos sellos o marcas se idearon hace más de 30 años, antes de que fuera necesidad imperante o cuestión normativa. Son distintos organismos certificadores (detrás de los cuales se encuentran organizaciones sin ánimo de lucro) que han creado estándares de sostenibilidad y eficiencia constructiva, asesoran sobre cómo llevarlos a cabo y certifican. Los principales que operan en España son:
- BREEAM: se creó en 1990 y es el certificado de construcción sostenible referente en Europa.
- LEED: comenzó a tomar forma en 1993, es un sistema de certificación de edificios sostenibles desarrollado por el Consejo de la Construcción Verde de Estados Unidos (Green Building Council).
- Passivhaus: estándar para la construcción de viviendas surgido tras un debate de ideas entre el profesor alemán Wolfgang Feist y el sueco Bo Adamson a finales de los 80, y que finalmente terminó dando forma Feist al construir así su propia casa en 1991 y fundando el Passivhaus-Institut en 1996. En 2008, se crea la Plataforma de Edificación Passivhaus (PEP) en España. Tiene la finalidad de reducir al máximo el consumo de energía a través un diseño eficiente.
- Well: también certificado en última instancia por el Green Building Rating System americano, en realidad es un sistema que analiza la salud, el bienestar y el confort de los seres humanos dentro de un edificio.
Los tres primeros están centrados en la sostenibilidad, mientras el BREEAM y el LEED se fijan especialmente en edificios terciarios donde, además de parametrizar el consumo, sirven como un elemento más que dé valor a un activo inmobiliario de cara a inversores.
Passivhaus ha estado más ligado a vivienda y, aunque la primera casa certificada así en España se construyó en 2010, «en los últimos dos años se ha certificado la misma superficie que en los ocho anteriores y se duplicará en los dos años siguientes», dice Bruno Gutiérrez Cuevas, presidente de la Plataforma de Edificación Passivhaus y socio del estudio Emmepolis Novecento, que proyectó la primera casa certificada como pasiva dentro de la ciudad de Madrid en 2012, una vivienda unifamiliar en El Plantío.
Es de esperar que crezca aún más el interés tras el Covid: «Gracias a un cierre de la envolvente hermético, la ventilación continua, el equipo de aerotermia y el aporte de electricidad por las placas solares (dan servicio también a calefacción y agua caliente), no solo podemos afirmar que cumplimos los criterios del último CTE sino que, además, mi familia y yo vivimos de una forma mucho más armónica y saludable», lo comenta Belén Villalvilla, arquitecto técnico y directora de obra de El Pilar Passivhaus, la primera vivienda con este sello dentro de la M30.
Todos los expertos consultados coinciden es en que este camino ya no tiene marcha atrás. El nuevo CTE ha puesto el listón alto y la lección que deja el Covid sobre la vida en casa va a acelerar aún más este proceso. La arquitecta Belén Rivera, socia directora del estudio Arquimedios, asegura que los promotores están empezando a ser muy conscientes del potencial que tiene para los usuarios finales y que toda esta terminología comenzará a verse de forma inminente en las promociones residenciales. Rivera explica que el sector de la automoción supone una buena pista: «Las características ‘eco’ tan valoradas ahora en un coche eran desconocidas hace apenas unos años, y los compradores objetivos de vivienda son los mismos que los de los automóviles«.
Iñigo Ortiz también se fija en la automoción para analizar el próximo capítulo al que tendrá que hacer frente la construcción: «Ningún automóvil puede salir al mercado si sus piezas no son reciclables. En los edificios ocurrirá algo similar en unos 20 años, que es lo que tarda cada ciclo en llegar a su madurez, como ha ocurrido con la eficiencia y el consumo nulo». Y da una pista: el renovado interés por la madera como material constructivo tiene mucho que ver con el inicio de este nuevo ciclo, que se fijará en los materiales. Volviendo a 2021 y al nuevo CTE, para este arquitecto el gran reto actual será el de la rehabilitación.
Estos expertos subrayan que es fundamental un plan de ayudas y subvenciones, de forma que suponga un incentivo no solo para los promotores de obra nueva sino también para los propietarios de vivienda ya ocupada.
Fuente: Diario Expansión.