18 Feb

No hace falta ser matemático para ser experto en ‘big data’

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En 1976 el departamento de estadística de la Universidad de Carolina del Norte, en Estados Unidos, inició una investigación para optimizar las técnicas de cultivo. El estudio se centró en el análisis de variables como la temperatura, el tipo de grano o la variedad de abonos. El objetivo era identificar los patrones que propiciaban mejores cosechas. Esa es una de las historias que se suelen contar para remontarse a los orígenes del big-data, el análisis masivo de datos para sacar el máximo provecho de ellos y tomar mejores decisiones en el futuro.

Aunque todavía es un fenómeno que está por desarrollar en muchos sectores, el big data se ha extendido ya a prácticamente todos los ámbitos de la vida. Desde la banca y los seguros, a las aerolíneas o la NBA. Los tiros fallados y los acertados, la distancia entre los jugadores o su altura. Todos los datos se vuelcan en un software de análisis estadístico para concluir qué jugadores, cómo y cuándo rinden mejor. En función de los resultados se deciden los fichajes. “Se unen variables y se identifican patrones. Se puede saber si un jugador consigue más aciertos si juega contra rivales que miden más de dos metros o solo 1,90”, asegura Fernando Meco, director de marketing en SAS, empresa de software analítico que trabaja con algunos equipos de la NBA.

Utilizando las técnicas de big data y analítica también se pueden rastrear las redes sociales y anticipar picos de desempleo. En eso consistió, por ejemplo, un estudio liderado por Naciones Unidas en Irlanda y Estados Unidos que hacía uso de la metodología del software de SAS. Tanto en Twitter como en Facebook se detectaron conversaciones negativas, un aumento de la venta de coches de segunda mano por parte de los usuarios o un repunte en el uso del transporte público. “Las administraciones pueden tomar medidas proactivas para hacer más fácil la vida de los ciudadanos, como incrementar la frecuencia del metro o reducir el precio de los billetes”, cuenta Meco.

Estos y otros avances en el manejo de los datos han disparado la demanda de expertos en big data tanto en el sector público como en el privado. La revista Harvard Business Review ha calificado esta profesión como la más sexy del siglo XXI. En 2015 se requerirán 4,4 millones de data sciencist en todo el mundo, según la consultora Gartner Group.

Empresas como General Electric, Banco Santander o BBVA han creado en los últimos años nuevos cargos como el de chief data officer o chief analytical officer, cuya misión es velar por los datos que existen de la compañía y ser capaces de sacar el máximo valor de ellos. “Muy pocas empresas lo tienen. Hay industrias como la aeronáutica que llevan años de ventaja”, explica Meco. El sector turístico lleva años adaptándose al entorno online, analizando la huella digital de miles de usuarios sobre el tipo de consultas, los días de la semana con mayores picos o los destinos más solicitados para construir su oferta comercial. “Los datos son el petróleo del siglo XXI. El reto es analizarlos en profundidad y en tiempo real”, remarca Meco. A su compañía le cuesta encontrar talento analítico y profesionales bien formados.

Antes los datos solo interesaban al informático. Ahora los departamentos de marketing basan sus estrategias en estos estudios; su trabajo es menos intuitivo y más analítico. La gran revolución se remonta a los últimos dos años, periodo en el que se ha generado el 90% de los datos que existen a día de hoy, señala Juan José Casado, director académico del Master in Business Analytics & Big Data del Instituto de Empresa (IE). Por ello, en España muchas universidades y escuelas de negocio han comenzado a impartir posgrados para formar a expertos. “La sociedad es digital, todos estamos conectados a través de Internet y generamos información constantemente. Hay una avalancha de datos y la barrera para acceder a ellos no es tecnológica. Hacen falta especialistas”, apunta.

¿Qué perfil es el adecuado para poder acceder a uno de estos programas? En la mayoría, basta con ser licenciado y tener una experiencia media de cuatro años en el mundo empresarial. “No tienen que ser necesariamente matemáticos o estadísticos. Lo esencial es que sean personas con curiosidad, con ganas de jugar con los datos y su análisis y que quieran transformar los negocios”, señala Casado. Los alumnos del máster de IE, lanzado este curso por primera vez, tienen una media de 29 años y cuentan con cinco de experiencia profesional. El 25% de ellos son matemáticos y estadísticos; otro 25% tienen un perfil tecnológico y el 50% restante está vinculado con el mundo de los negocios.

Fuente: El País

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